La siguiente lista pretende mostrar algunas de las situaciones más frecuentes
relativas a los marrones y su entorno. La lista, aunque exhaustiva, no es completa.
Como suele decirse, no están todos los que son, pero si son todos los que están.
4.1. Brown Throwing (Lanzamiento de marrón)
Se trata de la técnica básica a través de la cual el browner le cuela
un marrón al currito.
Existen varios formatos de throwing. La mayoría de ellos implican
rodeos y frases agradables acompañadas de sonrisitas por parte del jefe. Estos
suelen ser los marrones más peligrosos: como regla general, desconfía de tu
jefe cuando se te acerque con una sonrisa en los labios y/o te invite a café.
Otros marrones, sin embargo, se presentan en la forma de ordenes directas
del jefe (correspondiendo a la categoría de unavoidable browns) y ante
ellos, por regla general, no hay defensa.
4.2. Brown Storming (Tormenta de marrones)
Erróneamente denominado por algunos enteradillos como Brainstorming, el Brown
Storming es una situación en la que un grupo de sujetos activos y pasivos
se reúnen en una sala con la sala intención de soltar paridas y pasar un rato
agradable.
El objetivo final del Brown Storming es, sin embargo, mucho más siniestro;
ya que los browners presentes recogen las paridas pronunciadas y las
retocan convirtiéndolas en ideas geniales, (suyas, por supuesto) que degeneran
en multitud de pequeños marrones (o un único marrón king-size) para
los browneds presentes o incluso ausentes de la reunión.
El Brown Raining, o lluvia de marrones, es una desagradable situación
en la que una gran cantidad de marrones son engendrados sin previo aviso y
comienzan a ser repartidos entre la gente por los browners o los dispatchers.
El Brown Raining tiene varias variantes. La más conocida y temida es la eufemísticamente
llamada Situación de Emergencia (o "Sálvese quien pueda")
en la que ante la inminencia del cumplimiento de los plazos de un determinado
proyecto, las tareas del mismo se subdividen y barajan aleatoriamente y se
empiezan a repartir entre la plantilla, independientemente de su nivel de
conocimientos o del trabajo que en ese momento estuvieran haciendo. Esta situación
convierte automáticamente al despacho y/o departamento en Brown Zone
y a sus ocupantes en Brown Eaters.
4.4. Brown Shower (Ducha de marrones)
El Brown Shower es una variante apocalíptica del Brown Raining
en la que la lluvia de marrones se concentra sobre un desdichado individuo
que la recibe en su gloriosa totalidad.
El sujeto receptor de una ducha de este estilo no es, en rigor, un comemarrones;
pero adquiere el titulo a nivel honorario.
4.5. Holiday Brown Shower (Ducha de marrones posvacacional)
Se hace evidente al avezado lector que ha llegado hasta aquí que la vuelta
de vacaciones no es precisamente una de las más tranquilas del año.
Suele ser habitual que a la vuelta del merecido descanso se encuentre uno
con una auténtica lluvia de marrones, por lo general encima de la mesa, o
bien como e-browns. Esto es debido a la confluencia de varias circunstancias:
-
Siempre quedaron cosas por hacer antes de irse de vacaciones (que con
mucho esfuerzo se consiguieron dejar para después).
-
Mientras uno no estaba, seguro que han ido surgiendo todo tipo de marrones.
-
Además puede darse el agravante de que el jefe no se haya ido de vacaciones,
lo que quiere decir que seguro que ha tenido alguna idea genial (brown)
para poner en práctica a tu regreso, (y todo esto después de la resaca ocasionada
por tener que volver a madrugar)
4.6. Pressing Brown (Marrón presionado)
Se denomina así a aquella situación en la que el jefe, o cualquier otra persona
que tenga cierta ascendencia o poder sobre uno (ya sea fáctico, teórico o
cualquier combinación de ambos) presiona una y otra vez hasta que consigue
colarnos algún marrón.
Los browners que practican estas técnicas suelen reincidir en ellas
ya que, por lo general, suelen darles buenos resultados pues al final consiguen
endiñar algún marrón cuando alguien no consigue soportar la presión.
Una táctica de pressing muy usada es la de atacar a la víctima por
varios frentes a la vez (ya sea entre varios browners, o uno solo),
de tal forma que le acaban colando al menos un marrón. A veces estos marrones
son, en realidad, señuelos que se utilizan para despistar a la víctima, la
cual acaba aceptando el verdadero marrón como mal menor.
Como técnica para evitar comerse un marrón de este tipo conviene siempre
fijar al contrario, sin dejarle barajar los marrones; de tal forma que estos
se vayan planteando de uno en uno a fin de poderlos esquivar más cómodamente.
Es un acto que se comete en el límite entre la cordura y el estrés galopante.
Se da en los casos en que una persona está completamente enmarronada, y por
algún capricho del destino recibe un nuevo encargo, sobrepasándose así su
capacidad física, emocional y psicológica. El individuo en cuestión entra
en este momento en un estado de euforia por desesperación y, mientras se dirige
a la brown room convertido en un verdadero comemarrones, va profiriendo chorradas
del tipo 'Quiero a mi mujer', 'Mi marido me da placer', 'Los niños no dan
trabajo', 'El jefe me paga bien' o 'No tengo todavía nada que hacer de 3 a
4 de la mañana'.
Por aplicación directa de la Ley de Murphy, es seguro que en ese momento
se está dando un brown storming, por lo que al entrar en la referida habitación
le caen automáticamente tantos marrones como browners haya, multiplicado por
el volumen de sus gritos (en decibelios).
Una vez devuelto a la realidad por la conocidísima sensación de enmarronamiento,
el brownicida suele quedar con un rictus marronítico (brownitic rictus), quedando
paralizado por momentos y dando con sus huesos en el suelo. Los browners suelen
entrar en razón en estos casos, exclusivamente para no perder a un valioso
trabajador, y ayudan al sujeto a incorporarse al tiempo que le ofrecen tres
o cuatro litros de café y le animan con frases como "No te preocupes.
Si no puedes acabar el trabajo no nos importa que te quedes aquí fuera de
horas de oficina".
Otro problema añadido al brownicidio es que al darse en situaciones límite,
el recuerdo de lo que realmente ha pasado resulta borroso, por lo que el brownicida
no puede aprender de la experiencia, lo que no ayuda a librarle de caer en
el futuro en otra situación parecida.
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