Contrariamente a lo que pueda pensarse, el marrón no es un objeto claramente
definido. Existen varios tipos de marrón y conocerlos ayuda a delimitar con
claridad la actitud a tomar ante la inminencia o hecho consumado de una comida
de marrón.
3.1. Marrón flotante (Floating Brown)
Es un marrón que sobrevuela las cabezas de sus posibles destinatarios sin
decidir sobre quién caer ni en qué momento hacerlo.
Este marrón tiene la característica de que es conocido con antelación, lo
cual posibilita la adopción de medidas preventivas por parte de los candidatos
a browned. La táctica más conocida es contraer una repentina enfermedad
que impide al browned acudir a la oficina durante una semana o dos.
Sin embargo, está técnica es ampliamente conocida por los browners
y no se recomienda. Otras tácticas más útiles suelen ser autoasignarse marrones
inexistentes y mucho más urgentes encargados por falsos browners que
impiden la asignación del floating brown. No obstante, ¡cuidado! ya
que esta técnica ha demostrado en ocasiones ser un arma de doble filo.
3.2. Marrón imprevisto (Unexpected Brown)
Este es el marrón que nadie se espera. Se trata de la modalidad más corriente
de marrón ya que si los marrones estuvieran previstos sería mucho más fácil
esquivarlos.
3.3. Marrón fulminante (Flashing Brown)
Se trata de un marrón que cae sobre uno de repente, sin previo aviso, de
tal forma que cuando uno quiere darse ya está enmarronado y ni siquiera ha
tenido tiempo de abrir la boca.
Esta es una modalidad del unexpected brown con agravantes, ya que
en este caso el tiempo de respuesta del sujeto pasivo es superior al tiempo
de dispatching del browner, con lo cual el marrón casi siempre
consigue alcanzar su total plenitud.
Se recomienda un gran entrenamiento para este tipo de marrones, ya que, al
ser altamente inesperados, sólo el tiempo de reacción y capacidad de réplica
(o labia) del sujeto pasivo pueden lograr esquivarlo.
3.4. Marrón no evitable (Unavoidable Brown)
Este es el tipo más fatídico de marrón ya que, como su propio nombre indica,
posee unas características que convierten al sujeto pasivo en el receptor
idóneo para el mismo; debido a ello no importará el volumen previo de marrones
adquiridos o los llantos, pataletas y/o blasfemias del enmarronado: el brown
entrará hasta la bola sobre el desdichado browned.
3.5. Marrón mutante (Mutie Brown)
Este es un tipo de marrón que evoluciona en el tiempo, de tal manera que,
aunque inicialmente se planteó de una determinada manera, acaba convirtiéndose
en la cosa más insospechada, generando toneladas de basura por el camino.
También entran en esta categoría aquellos marrones reconocidos como tales
pero que aparentemente están bien dimensionados en tiempo, lo que permite
respirar un poco; pero que, sin embargo, escasos minutos después eclosionan
ante llamadas del tipo de la siguiente:
- ¿Tienes ya ese encargo?
- Ah, pero, ¿lo querías ya?
- Jod..., claro, ¡si tengo la reunión a las seis!
Este es el marrón de tu vida, el que te dejará indefectible marcado a sangre
y fuego para siempre. Los marrones pata negra suelen ser ilimitados en tamaño
pero de duración discreta, lo que agrava aún más sus características, de por
sí dañinas.
Como el astuto lector habrá sospechado, los browners que endiñan marrones
de este estilo adquieren automáticamente la categoría de Reies do Marrón.
El desafortunado comedor de un marrón pata negra, una vez que haya podido
sobrevivir a él, gozará, no obstante, de una gran ventaja sobre sus otros
compañeros, y es que acabará tan escocido que será muy difícil para los browners
colarle nuevos marrones: las técnicas defensivas del ex-browned habrán
mejorado ostensiblemente e incluso pueden tornarse agresivas según los casos.
3.7. Automarrón (AutoBrown)
Este marrón es un caso especial y peligroso que suele desarrollarse en tres
fases.
En principio comienza como un encargo, bien sea de tu jefe directo o de un
compañero de otro departamento, cuya realización no parece plantear ninguna
dificultad. Esta primera impresión constituye el primer error a evitar, ya
que, debido a dicha sencillez aparente, el marrón es asumido ingenuamente
por el incauto browned. Esta es la Fase de Comida.
Sin embargo, en cuanto uno comienza a trabajar en el asunto se va dando cuenta
de que la cosa no es tan sencilla, de que va a llevar bastante más trabajo
del esperado, y de que encima se lo hemos prometido para ya mismo al browner.
Esta es la Fase de Furia, reconocible porque el sujeto arrejunta las
cejas y/o empieza a murmurar (o gritar, según) frases del estilo de: "...si
es que soy un gilip...", o "¡quién c... me mandaría a mí...!".
No obstante, el daño ya esta hecho y se entra en la Fase de Apagar Fuegos.
Sólo caben dos salidas: comerse el marrón entero, la más habitual; o bien
marear la perdiz en la medida de lo posible aduciendo imprevistos y dificultades
asociadas a la tarea. "No, es que el programa calcula forlayos, pero
para obtener filostros hay que modificarlo y eso llevaría un par de días"
es una frase muy socorrida en estos casos que no dudamos que el lector sabrá
adaptar a su caso concreto.
3.8. Marrón de Ultima Hora (Last-time Brown)
El más temido y a la vez el más odiado. Es el que te endiñan cuando, al final
de la jornada laboral establecida en el convenio (risas), y tras recoger
tus cosas para irte a casita, se acerca el jefe (o similar) y pronuncia la
siguiente sentencia (algunos la llaman invocación demoniaca): "¿Tienes
un momentito?".
A partir de ese instante, sólo una mente rápida será capaz de inventar una
excusa plausible que permita la pronta huida. Es conveniente disponer de un
amplio repertorio, ya que el excusarse alegando citas con el dentista o similar
una y otra vez puede llegar a despertar el chip de alarma del jefe.
Se trata, como el avezado lector ya habrá supuesto, de una variante del last-time
brown con agravantes ya que este es el marrón que por defecto e inevitablemente
le caerá a uno un par de días antes de irse de vacaciones (no falla).
En algunos casos este tipo de marrón puede ser fatídico e incluso llegar
a motivar el retraso (a veces indefinido) de las vacaciones. No obstante,
como hasta los más crueles browners saben: "Las vacaciones son
sagradas", y las posibilidades de lograr un passing brown (ver
más abajo) con éxito suelen ser elevadas.
(Dedicado a Robert Bishop, que lo ha sufrido en sus can-nes)
En condiciones normales, el browner, ignora, desconoce, desestima
e incluso rehusa la esencia del brown por distintas y numerosas razones.
Pero existen casos de browns, en los que el browner, no es que
no sepa, desconozca, ignore, etc.... la esencia del brown, es que no
vislumbra ni en su mejor sueño de qué trata el brown.
Es en estos casos, cuando el browner hace uso de uno de los browned
(normalmente utiliza a los más resolutivos) para que saque adelante un brown
auténtico (suelen ser Black Leg Browns).
El proceso consiste en pasar a la víctima una documentación escasa, pobre,
e ininteligible para que descifre, planifique y finalmente resuelva el brown
en cuestión. Es entonces cuando se habla de Autodetección del Marrón.
Este proceso debe de realizarse con suma delicadeza. Durante el tiempo que
dure, puede que el browned quede bloqueado (hanged). Este hecho
puede ser totalmente asintomático por lo que el browner debe de estar
atento a todo el proceso. También puede manifestarse de muy diversas formas;
vista fija e inmóvil en el pseudodocumento entregado, emisión de balbuceos
en bajo volumen que pueden tornarse a sollozos, caras desencajadas, juramentos
desgarradores (irreproducibles según el libro de estilo de esta redacción),
suspensión de toda actividad sexual (si es que la hubiese), sudor frío...
Si se llegase a este punto, debe de resetearse al browned.
Para ello, el browner, si desea el éxito, no debe utilizar la formula
"Venga déjalo.. es igual, sigue con lo que estuvieras haciendo".
¡Eso equivaldría a admitir la derrota! El browner utilizará esta otra:
"Vete a casa y ven mañana" (los lectores más suspicaces,
se habrán percatado del paralelismo existente con las nuevas tecnologías del
plajanplei, siguiendo la máxima de que o va a la primera o ya no
va a ir nunca).
Esta es la razón, por la que los browners intentan eludir este tipo
de browns. Tienen miedo de que algunos de sus mejores brownable-people
queden inutilizados durante algunas horas e incluso días. No hay datos oficiales
pero hay quien ha llegado a asegurar que en algunos casos los daños producidos
por este proceso son irreversibles.
No obstante, si el browned consigue completar el proceso y salir adelante,
le queda la insatisfacción de haber conseguido algo que nadie le va a reconocer,
ya que sólo él puede saber lo que ha tenido que hacer para sacar esto adelante,
puesto que los demás browned se limitan a presenciar ajenos a todo,
la secuencia antes descrita, y el browner por su lado, bastante tiene
el pobre (fíjate) con resetear al browned si fuera necesario.
He aquí pues, una versión agresiva de Brown, con la salvedad de que no sólo
es temida por los browned, si no que también siembra el pánico entre
los más aguerridos browners.
Otra de las variantes en las que podría englobarse el tipo anterior, podría
ser el de Marrones Sonda. En el fondo, todos y cada uno de los marrones,
podrían calificarse como sonda, aunque hay casos muy claros en los que se
esta dando un auténtico Probe Brown, al igual que hay otros casos que
no se podrían calificar de tales, como es el caso de los Marrones Fulminantes
(Flashing Browns).
Es ciertamente difícil describir con precisión las características de este
tipo de browns, ya que como hemos dicho, casi la totalidad de los browns,
tienen algo de sonda. Pero si hay un detalle claro y evidente, ese es el comienzo
de un Sonda: "Oye mira es que el tema ese de ....." -
"No, no, si ya..." - "Mira oye, fíjate un momento en esto...."
-"Oye te has dado cuenta de esto...... es que quizás se podría hacer
esto otro si.....". El browner, deja caer en un primer contacto,
una serie de frases comprometedoras, esperando que en cualquier momento, el
browned (inocente de él) le de alguna contestación al respecto.
Esto se conoce como sondeo del marrón. Se deja caer con suavidad como flotando,
como si en realidad no fuera un brown, a ver que pasa, a ver si cuela,
a ver si suena la flauta. ¡Punto fundamental este! Es necesario hacerse
el sueco con naturalidad; de no ser así, el browner asignará el marrón
con el agravante de recochineo (esto puede reconocerse por las risas retorcidas
que dejará escapar al volver a su puesto).
En estos casos, los browner, tienen un comportamiento ciertamente
tierno cual corderos camino del matadero; pero lo que ignoran los browned
susceptibles de convertirse en víctimas (evidentemente los mas talludos no
caerán en este truco) es que detrás de esta fachada se puede esconder el marrón
de su vida (o el que acabe con ésta).
Se han dado anécdotas, como la acaecida en una pequeña empresa de cuyo nombre
no quiero acordarme, en la cual casi la totalidad de los browned, fueron
dados de baja, quedando unos pocos, y siendo todos estos unos browned
ya quemados, endurecidos, y con una larga lista de browns marcados
a sangre y fuego en sus rostros (todos ellos "pata negra", claro
está). Esta circunstancia, hizo que los browns, o eran tales, o no
había nada que hacer. Es decir, o el browner entraba a saco a
por el browned (haciéndolo unavoidable) o que si quieres arroz,
Catalina, Evidentemente, en esta situación los marrones sonda no tienen razón
de ser, porque si a algún browner se le ocurriese soltar una sonda,
tendría las mismas posibilidades de volver a verla, que de volver a ver el
Halley. Quizás su segunda o tercera generación pudiera tener noticias
de aquella.
3.12. Marrón Póstumo (Post-Mortem Brown)
Esta es una variedad muy frecuente de marrón, cuyos destinatarios son aquellas
personas que han abandonado su antigua empresa para pasar a otra. Los marrones
póstumos se manifiestan ante llamadas de antiguos compañeros o jefes quienes,
tras unos minutos de animada charla, soltarán alguna frase del estilo de "Por
cierto, ¿te acuerdas de aquel trabajo que hiciste?… Es que nos ha surgido
una necesidad que… Es que aquí nadie lo conoce muy bien… ¿no podrías
tú pasarte un día por aquí y le echas un vistazo…?"
Lo que comienza siendo una visita de cortesía para revisar unos papeles o
algo de código puede convertirse en un genuino marrón que dure varios días,
con el agravante de que durante ese tiempo deberá seguirse atendiendo al trabajo
propio. Por fortuna, estos marrones suelen ser sencillos de esquivar aduciendo
el alto volumen de marrones actuales en la propia empresa que reducen el tiempo
libre a casi cero. Por supuesto, es condición sine qua non para poder
esquivar un marrón póstumo el no haber mencionado jamás en una conversación
anterior con los presuntos browners el que en el trabajo actual estamos
mucho mejor y más tranquilos que antes, ya que en tal caso no colará la excusa.
3.13. Marrón Remoto (Remote Brown)
Las nuevas tecnologías, lejos de facilitar la vida al ser humano, han conseguido
ampliar el radio de acción de los browners hasta límites insospechados
por la generación anterior. Así, ahora es posible comerse un marrón incluso
cuando uno está fuera de la oficina ¡o incluso de vacaciones!. A este tipo
de marrón se le denomina marrón remoto.
En efecto: el uso cotidiano y hasta masivo de nuevos medios de comunicación
hace que los browners puedan buscarnos hasta debajo de las piedras
con un alto índice de probabilidad de encontrarnos. Existen diversas modalidades
de marrón remoto, de las cuales las más comunes son:
-
el Phone-brown: por teléfono, ya sea fijo o móvil.
-
el e-brown: por correo electrónico
-
el fax-brown: ¿hace falta explicarlo?
Estos marrones son más terribles que la media, ya que al no proceder directamente
del jefe (no le vemos) uno no se cuenta de lo que se le viene encima hasta
que descuelga el teléfono o abre el correo.
Sin embargo, la misma técnica proporciona soluciones a este problema:
Si el teléfono está conectado a una centralita digital y posee display, o
bien si es un móvil GSM, cabe la posibilidad de ver la identidad del llamante
antes de descolgar el teléfono, impidiendo así, o al menos retrasando, la
endiñada marronera ("¿Cómo? ¿Qué me has estado llamando? ¡Qué raro!
¡Si aquí no ha sonado!"). Si el teléfono no cumple estos requisitos
(o incluso, a veces, aún cumpliéndolos) no hay nada que hacer.
En lo referente a los e-browns es fundamental comprobar el remitente
del mail para no abrirlo. Sin embargo aquí existen tres contramedidas por
parte del browner: usar una cuenta ajena, ocultar el remitente (sólo
para browners tipo hacker - que por fortuna escasean) o poner
acuse de recibo al mail, en cuyo caso no valen las excusas tan trilladas de
que "¿Cómo? ¡Si a mi no me ha llegado ningún mail!"
Hemos detectado que hay dos acepciones distintas para este término, que resulta
muy socorrido.
Primera:
Este es el marrón que por esos extraños caprichos de la vida ha quedado congelado
y guardado en el baúl de los recuerdos, abandonándose.
Es importante darse cuenta de lo que su nombre indica: está congelado.
Así pues es importante lograr que el browner de turno no decida abrir
la nevera, ya que los marrones son como la merluza: al descongelarlos saben
mucho peor.
Segunda:
Hace referencia a aquellas geniales ideas por las cuales el enmarronado acaba
pasando frío. Típicamente se refieren a encargos a realizar saliendo de la
oficina y durante épocas invernales. También entran aquí los casos de excursiones
a zonas excesivamente nórdicas o al sur. Es famoso el encargo de la reina
de la Gran Bretaña, que enmarronó a un tal capitán Scott a pinchar una banderita
en el polo. Aunque se cree que el susodicho quedó helado ante la magnitud
del marrón, se ha recurrido al investigador Paco Lobatón y su servicio público,
para localizar al capitán, ante la posibilidad de su huida.
3.15. Marronazo (Supreme Brown)
Es cuando verdaderamente la has pringado, cuando no te quedan argumentos
de defensa. Has cometido una torpeza tan grande que ni tu madre quiere saber
nada de ti, de hecho se ha puesto a favor del jefe. Por tu culpa todos los
compañeros de la oficina van a tener que meter horas extras toda la semana,
y pasarán meses antes de que vuelvan a pronunciar tu nombre. Te has convertido
en el rebotado, el indeseable, tu que creías que te comías el mundo te has
quedado como una colilla pisoteada. Estás de marrones hasta las orejas y por
mucho que agites la cabeza no consigues despegártelos.
Conviene no confundirlo con el postre que dan en algunos restaurantes de
tipo americano. El brownie no esta hecho de chocolate precisamente...
En este caso nos hemos vuelto a encontrar con que el saber popular ha tomado
este término para dos acepciones muy distintas (pero igualmente marrones)
El primer caso se da cuando un marrón viene dado cariñosamente, con afecto
y buenas maneras, y lo coges pensando en hacerle un favor a la guapa de la
oficina, pero para cuando te das cuenta ya es demasiado tarde, tienes salpicones
marrones hasta en los puños de la camisa. La muy condenada te ha metido un
marrocete y por si fuera poco te mira con cara de picaruela.
También se llama Brownie a la situación por la cual, tras las comida, el
jefe te mira inquisitorialmente comprendiéndose al instante la necesidad de
ofrecerse a pagar la cuenta, sabiendo que de no hacerse, uno se tirará el
fin de semana desarrollando el inventario de la oficina.
Es una variante del unavoidable, pero con el agravante de que te cae con
periodicidad fija (todos los años, todos los trimestres, cada vez que hay
una reunión de dirección...) y encima cuantas más veces lo haces, más cualificado
te consideran para ello, con lo cual es muy difícil librarse de él. Con la
recursividad se va ahondando en el marrón y, ya que la última vez lo hiciste
tan bien, la siguiente te van a pedir que hagas un "poquitín más"
que en la anterior, y así sucesivamente.
Ejemplos típicos son la elaboración del Informe Anual (de cualquier tipo,
da igual), o las transparencias de Pogüer-point para la presentación que tiene
que hacer el jefe en la reunión trimestral.
La unica salida es un largo viaje o ausencia durante la época conveniente,
para que tengan que buscarte un sustituto, el cual con un poco de suerte heredará
el marrón recurrente y se quedará con él hasta que otro venga a liberarle.
En estos casos es cuando más hay que vigilar el no hacerse imprescindible,
ya que entonces uno nunca podrá quitárselo de encima.
3.18. Marrón de Fin de Semana (Week-end Brown)
Es un subgénero del marrón pre-vacaciones (pre-holiday
brown) pero su carácter más ligero y su menor duración lo hace temible
en manos de un browner habilidoso: ¿Quién puede negarse ante la oferta de
un estupendo fin de semana en la oficina?
Durante la semana el marrón va tomando forma: al principio es algo inocuo
que se empieza a gestar el lunes o martes, pero es el viernes después de comer
cuando se presenta con todo su esplendor. En aquellos lugares en los que los
viernes la hora oficial de salida es a mediodía, la hora de referencia será
un poco antes.
Es entonces cuando el browner inicia una frenética carrera contra reloj buscando
un "pringao" a quien adjudicárselo. Para el portador del marrón
de fin de semana ("week-end browned") las consecuencias están claras:
tiene arruinado el fin de semana con jornadas de trabajo de viernes noche
,sábado e incluso domingo.
La mejor técnica para esquivar este tipo de marrón, siempre que uno sea capaz
de olerlo, es la de volverse invisible durante la última hora del viernes
y salir a toda prisa en cuanto llegue la hora. Es imprescindible no volver
la vista atrás por muy claramente que oigamos nuestro nombre, no detenerse
y alcanzar la salida de la oficina en el mínimo tiempo posible, ya que si
no, corremos el riesgo de que el browner, que ya debe estar desesperado buscando
a quien endiñarle el marrón, nos alcance y derribe en mitad de la huida.
Otro tipo de táctica consiste en congelarlo durante el fin de semana, lo
que le quita mucho peligro puesto que es casi asumible durante la semana.
En esta situación hay que contar con la desesperación del browner por verlo
acabado. Si somos lo suficientemente habilidosos seremos capaces de convencerle
de que es mejor hacerlo el lunes a primera hora, que ahora a toda prisa.
Es un subgénero del Week-end Brown, que es usado con gran éxito por algún
browner experimentado.
Consiste en que el browner empieza amenazando el viernes a primera hora con
un tremendo marrón para el fin de semana, presentándolo como unavoidable.
Si el browned entra a trapo, lo que intentará es Como Sea, no venir
el sábado, por que estará dispuesto a hacer todo el trabajo que haga falta
(hasta altas horas de la madrugada del viernes) para no tener que volver por
la oficina.
En estos casos es incluso probable que no se consiga acabar el marrón el
viernes, y a pesar de todo se siga teniendo que venir el sábado, con lo que
el marrón es redondo.
Contra este marrón sólo cabe recomendar mucha sangre fría y no caer en las
trampas del browner. Para ello es importante aprender a distinguir correctamente
este marrón del auténtico Week end Brown. Conviene notar en este caso que
el marrón surge a primera hora del viernes, y no a última, para permitir la
digestión del marrón. Esta característica no es fija, pero nos puede ayudar
a diferenciar uno de otro.
3.20. Marrón Casero (Home Brown)
Esta delicada situación llega a darse, sobre todo, cuando el browned ha sido
"amablemente" obsequiado con un brown de inmejorable calidad.
Cuando el citado browned, lleva una semana lidiando con su marrón, y llegando
a casa a las mil y quinientas p.m., su compañero/a sentimental empieza el
bombardeo que da inicio al llamado home brown, con frases del tipo:
"¡Qué! ¿te queda mucho trabajo?", "Yo también existo ¿eh?",
o la más célebre: "Oye, tú no tendrás un lío por ahí, ¿verdad?".
Este tipo de marrón es especialmente peligroso, ya que el agotamiento físico
y mental del browned, unido al agravante de nocturnidad de este tipo de marrón,
hace que sea muy sencillo para el "home browner" colocarnos el marrón.
Ante esta delicada situación, conviene no pestañear ni balbucear explicaciones
que se perderán en el vacío, y mucho menos recurrir a frases como "Ahora
estoy muy cansado/a y no estoy en condiciones de discutir eso, así que mañana
hablamos" ya que esto provocará una reacción adversa en el browner
que hará todo lo posible para no dejarnos dormir (situaciones límite conocidas
como sleep at the edge of the bed o I have a terrible headache).
Por el contrario, podemos recurrir a frases como "¿Y como sé yo que
no eres tú quien tiene un lío, estando tanto tiempo solo/a en casa?".
Un marrón de cualquier tipo pasa a estado sleeping bajo ciertas condiciones,
normalmente cuando el browner de turno se presenta con un otro marrón
entre manos. Supongamos que el browned intenta desplegar la técnica
del passing brown, alegando estar ocupado por el marrón en curso, pero
fracasa en el intento. Un browner suficientemente hábil puede hacer
que el nuevo marrón adquiera la categoría de unavoidable, y despachar
el marrón anterior con una frase del tipo: "Mira; olvida lo que tienes
entre manos, que no es tan importante como esto otro".
Es muy importante notar que el browner usa una frase ambigua y no
ha ratificado la cancelación formal del primer marrón, que pasa a estado "durmiente"
por tiempo indefinido. Si se acepta ingenuamente la situación, y se interpreta
literalmente la frase "olvida lo que tienes entre manos", el browned
se encontrará tarde o temprano con que el marrón se despierta, normalmente
a través de un mensaje del tipo: "Bien... y aquello con lo que estabas
trabajando antes, ¿para cuando va a estar?".
No debe confundirse el sleepingr brown con el marrón glasé.
Con éste último existen esperanzas de que no vuelva a aparecer, si se maneja
con cuidado. En cambio, el marrón durmiente siempre despierta cuando menos
se lo espera, por lo que es mucho más peligroso.
En la sociedad moderna y enmarronada en la que nos ha tocado vivir, esta
es la versión actualizada de la espada de Damocles, que amenazaba siempre
con caer sobre su cabeza.
Este es un caso extremo del anterior. Se trata de un marrón que fue aparcado
en su día por la llegada de otro más urgente, pero que tampoco fue oficialmente
cancelado. Sin embargo, al finalizar el siguiente marrón, hubo un pacto de
silencio entre el browner y browned, por el que ninguno de los dos se atrevió
a mencionarlo. Los dos saben que habría que meterse con él, pero les asusta
hacerlo porque implica un montón de tiempo del browner perdido en intentar
rescatarlo.
Muchas veces se da el agravante de que ya ha pasado la fecha de caducidad
del marrón, pero aún así debería hacerse en algún momento, Es en esos casos
cuando el marrón empieza a desprender un desagradable y pútrido olor, y nadie
se atreve a acercarse.
Más nos vale no engañarnos: Esto no es lo mismo que un marrón congelado,
o incluso durmiente. Cuanto más tiempo pase, peor olerá. Lo mejor es deshacerse
de él cuanto antes, y la forma más rápida es arrojarlo a la papelera, con
la connivencia del browner de turno.
Es el marrón cuya realización en sí misma no resultaría especialmente desagradable
de no imponer el browner un tiempo de ejecución exorbitantemente inferior
al medianamente razonable, acabando así con todo tipo de tiempo de ocio y
la mayor parte de las horas de sueño del browned.
Este tipo de marrón suele crear adicción en algunos browners, ya que si el
browner sobrevive queda rápidamente listo para hacerse cargo de otros marrones,
ahorrando así considerable tiempo y fomentando la gestación de nuevos marrones
que de otra forma tal vez nunca saldrían a la luz.
Sin embargo, cualquier browner con un poco de experiencia sabe que conviene
moderarse en el abuso de esta técnica ya que puede desembocar en un browned
totalmente desgastado e inservible.
Este tipo de marrón se caracteriza por que alcanza a todo el mundo en la
organización, del presidente (ahora consejero delegado) al último currito,
del técnico comercial (antes vendedor) al especialista en tecnologías de la
información (antes programador), pasando por el jefe de control de calidad
(ahora quality asurance manager) y la señora de la limpieza (que afortunadamente
se sigue llamando igual).
Este tipo de marrón implica a todos en la organización y habitualmente no
escapan a sus efectos ni los más expertos Brown Dispatcher. Suelen tener dimensiones
desproporcionadas y sus efectos son incalculables en la moral de toda la organización.
Son previsibles en el momento que es conocida la presencia de los auditores
o consultores, si bien la astucia de estos será la que determine el momento
de su eclosión. Si dimensión es inversamente proporcional al tiempo transcurrido
desde la aparición de los originadores en la empresa. Este marrón también
suele conocerse coloquialmente como “Big Brown”.
El desencadenante puede ser un factor exógeno a la propia empresa, como la
aparición de auditores o consultores externos. También puede ser debido a
motivos internos: una reestructuración de la compañía, una nueva línea de
negocio o una presentación de resultados de la compañía. Es curioso el hecho
de que gran parte de estos marrones suelen ser del tipo recurrente, es decir,
que caen todos los años por las mismas fechas, y a pesar de ello siguen pillando
a la empresa entera desprevenida. ¿por qué será esto?. Se sospecha que los
jefes no tratan precisamente de evitar estas situaciones sino que, más bien
al contrario, tratan de provocarlas, para introducir estrés entre sus subordinados
y hacer que al menos por unos días sean más productivos.
Un caso claro de Marrón para Todos es cuando una empresa ha de someterse
a una inspección de calidad por una auditoría externa para conseguir una Certificación
ISO, AENOR, ASME, o similar, o simplemente para mentener el que ya se tiene.
En estos casos, los procedimientos y documenteción de todos los departamentos
son revisados de arriba a abajo, provocando que toda la plantilla tenga que
quedarse más horas para hacer, modificar y clasificar todos aquellos papeles
que no están como deberían estar. En este caso, se suele dar el agravante
de que después de pasada la inspección, los pepeles se seguirán haciendo igual
que antes, hasta que al cabo de seis meses, cuando toque la siguiente, vuelva
todo el mundo a ponerse como loco.
Cuando parece que ha finalizado un “Big Brown”, transcurrida una
noche en calma y unas horas después de comenzada una jornada laboral que se
presenta relajada, surge la consabida frase “Bueno, chicos/as, muchas
gracias por vuestro esfuerzo que sin lugar a dudas será convenientemente reconocido
y valorado, pero... ahora lo importante es ordenar todo lo que hemos hecho
para que la próxima vez nos sea más sencillo”. A esto se le suele
conocer como el “Marrón del día después” (The Day After Brown).
Tarde o temprano, cualquier empresa privada suele verse en la situación de
presentarse a un concurso o tener que realizar algún tipo de oferta de importancia
estratégica. Ya de por si el concurso u oferta es un marrón en el que durante
varios días están envueltos un numeroso grupo de personas, pertenecientes
en general a diferentes áreas como comercial, técnica, financiera, y alguna
otra que se le ocurra al presidente de la compañía. Si además existe en la
empresa algún Rei do Marrón, los hados del destino se confabularán de tal
forma que acabe formando parte de este embrollo y, si es posible, liderándolo.
El marrón suele gestarse en una reunión de la alta dirección de la empresa,
en la que se decide que se va a presentar la oferta. Esta reunión suele acabar
a altas horas de la madrugada, y en ella se decide crear un grupo del marrón
(task-force) que se encargará de la elaboración de la oferta correspondiente.
En general se intenta que cada uno de los departamentos posiblemente involucrados
aporte alguna persona especialista en el tema para que, uniendo el know-how
y experiencia de cada departamento, se cree un equipo multidisciplinar (multi-brown
group) que llevará a cabo tan ardua tarea (brown). (esta
frase está tomada del “diccionario del yuppie”, por A.Andersen)
Por esas casualidades que se dan en la vida, las personas inicialmente designadas
para integrarse en el equipo suelen estar hasta arriba de marrones, cuando
no de viaje o ilocalizables, o simplemente eran demasiado valiosos como para
que sus jefes pudieran prescindir de ellos, con lo que los realmente “nominados”
al final suelen ser los tienen
menos que ver con el tema.
Las circunstancias en las que se suele dar este marrón hacen que la presión
de toda la empresa recaiga sobre los pobres curritos constituyentes del multi-brown
group, ya que el futuro de toda la organización reside en que sean capaces
de realizar correctamente su cometido. (es curioso observar la cantidad de
veces que toda la empresa depende del trabajo de unos pocos)
Una vez decididos los integrantes, es costumbre reunirlos a todos en una
sala y celebrar con ellos un brown-storming, también conocido como “kick-off
meeting”, con el que quedarán oficialmente enmarronados. A partir
de este momento empieza una frenética carrera contra reloj en el que último
objetivo es generar una carpeta (o
varias) con la cantidad suficiente de folios como para que parezca una oferta
seria.
Normalmente el contenido es lo de menos: se suele poner una introducción,
un buen conjunto de gráficos explicando organigramas, metodologías de trabajo
y la filosofía de la empresa, la foto de la novia, una declaración de buenas
intenciones, una larga lista de referencias donde se dice que ya se han hecho
miles de proyectos exitosos similares a este, un par de cartas de presentación
de alguien conocido avalándolo todo y diciendo que somos maravillosos... ah,
y una pequeña y difusa descripción de lo que se está ofreciendo.
Los integrantes del multi-brown group a estas alturas pueden tener claro
que:
-
Los fines de semana, tardes, noches, y demás tiempos que se podrían suponer
de ocio quedan cancelados.
La noche anterior a la finalización del plazo suele ser de las que hacen
historia. No es extraño el quedarse hasta altas horas de la madrugada o incluso
llegar a hacer noche en la oficina. Además es costumbre que esa misma tarde,
el presidente, o alguien de la cúpula directiva, se interese por el contenido
de la oferta y decida cambiarlo todo a última hora. Evidentemente esta persona
sabía que se estaba elaborando la oferta, pero ha juzgado que no era necesario
intervenir hasta ese momento, para darle más emoción al asunto.
Una vez conseguido el objetivo (no se sabe muy bien cómo, pero el caso es
que siempre se consigue), los miembros del multi-brown group están deshechos,
pero en general eufóricos por haber conseguido algo que parecía imposible.
Según van pasando las horas y va desapareciendo esta euforia, se van dando
cuenta uno a uno de la realidad de la situación.
La cuestión es que llevan varios días / semanas sin pasar por casa, hablar
con los amigos y ni siquiera saber nada del resto del mundo. Además poco a
poco empiezan a darse cuenta de que esa oferta que han estado preparando con
tanto esmero al final no ha quedado tan bien como ellos pensaban. El capítulo
tres se quedó sin revisar, y los números no sumaban bien. El gráfico de la
estructura se puso boca abajo, con lo que no se puede leer. La introducción
que se puso al final es la que se había desechado a última hora, y la buena
ha acabado en la papelera. También hay alguien que se plantea si no se habrá
exagerado demasiado la oferta, opinando que se ofrece demasiado para la rebaja
que se decidió poner al precio final.
En conclusión, todo el mundo acaba jurando que nunca más participará en una
locura como esa, y todos desean en el fondo que no se gane ese concurso, porque
si se gana no va a haber nadie capaz de ejecutarlo según los términos que
se han propuesto.
Es muy frecuente en el transcurso de un Proposal
Brown que, cuando faltan pocas horas para la fecha límite de presentación,
la alta dirección de la empresa acuerde con la alta dirección de otra/s empresa/s
una alianza estratégica (Join Venture) y concurrir juntas a la presentación
de la oferta, también acuerdan el lugar en el que los seres enmarronados de
ambas empresas se encontrarán y formarán un equipo conjunto con amplias posibilidades
de resultar vencedor.
Automáticamente se ha generado un Big Brown en el que grupos inmensos de
enmarronados, sin orden ni concierto, con culturas diferentes, con intereses
encontrados, liderados por sus respectivos browners, entrarán en una carrera
de despropósitos absurda por llegar indemnes a la fatídica hora de presentar
la oferta.
Es la rivalidad entre los browners de cada una de las empresas lo que más
acaba machacando a los pobres curritos ya que siempre están dispuestos a demostrar
que su equipo es más capaz y hace mejor las cosas que el de su contrario.
Por SU-puesto (el del browner) el marrón está asegurado. Cada uno pedirá a
su gente un esfuerzo que va más allá de lo humanamente razonable.
Es corriente que a lo largo de este proceso los jefes de ambas empresas se
reúnan frecuentemente para discutir los detalles de la oferta. Estas reuniones
suelen celebrarse en el despacho de uno de ellos, y durante las mismas no
dejan de decir chorradas, a la par que saquean el mueble bar. De vez en cuando
deciden que conviene ver cómo se desenvuelven las cosas y darse un paseo por
la brown zone. Son estas excursiones las más peligrosas, pues los jefes, ajenos
al caos organizativo generado, suelen opinar de esto y aquello, consiguiendo
que los browners de cada bando, deseosos de ganar puntos ante sus respectivos
jefes, se presten enseguida a realizar cualquier “pequeño cambio”
que sugieran, cargando así aún más a los pobres browners.
Como no podía ser menos, el resultado suele ser de lo más dispar: la oferta
generada se compone de un cúmulo de tropelías amontonadas sin ton ni son,
en el que las hojas en las que se habla de la cultura empresarial y la lista
de referencias de una de las compañías se intercala con los planos de detalle
y explicaciones inescrutables de la otra, formando un galimatías de difícil
interpretación. Lo más sorprendente del tema es que son este tipo de propuestas
las que el final suelen salir ganadoras en los concursos, desbancando otras
que, aunque mucho más razonables, no tenían la misma profusión de gráficos
y colores ni ocupaban la misma cantidad de carpetas.
3.27. El marrón punto-com. (the dot-com-brown)
Este tipo de marrones se da con bastante frecuencia en las empresas de la
llamada "nueva economía", que han surgido alrededor del fenómeno
de Internet.
Este tipo de empresas se suelen crear pensando sobre todo en los inversores.
Lo que importa es ir vendiendo acciones de la propia compañía, a poder ser
cada vez más caras. En este tipo de situaciones al cliente se le considera
un estorbo, ya que no deja de hacer peticiones, sugerencias, muchas veces
quiere que se le redacten ofertas, y en algunos casos hasta se empeña en que
se le entreguen productos y se le dé servicio.
En cambio con los inversores es bien distinto: siempre están dispuestos a
poner dinero si el negocio suena a nuevo y se les convence de que hay buenas
perspectivas. Para eso resulta fundamental dotar a la compañía de muchas demos
para hacer ver a los inversores de que se está en el camino correcto.
Otro ingrediente fundamental de todo esto es fichar a los mejores y más sufridos
profesionales a golpe de talonario. Estos estarán dispuestos a dejarse la
piel en toda tarea que se les sugiera, sin importarles lo absurdo de sus cometidos:
los resultados son lo de menos, lo importante es dar la sensación de una frenética
actividad, como corresponde a una auténtica punto-com.
Para dar más sensación de autenticidad no hay que reparar en gastos: el equipo
informático debe ser de última generación, los muebles: de diseño, la decoración:
proporcionada por algún famoso estilista de interiores, los consultores de
las más prestigiosas firmas se deben contar por docenas, y hay que proveer
a la oficina de instalaciones de relax para que la gente pueda trabajar más
a gusto. Hay empresas que han llegado a disfrutar de masajes o incluso de
futbolín.
El auténtico marrón llega un día en que el consejero delegado convoca a todos
a una reunión y dice que se ha acabado la pasta y que la empresa va a empezar
a reducir gastos y personal, o peor aún, que va a cerrar.
Es el momento de la suspensión de pagos. La mitad de la plantilla es echada
a la calle en menos de media hora, incluyendo a ese despistado que no se había
enterado de la reunión. Al día siguiente empiezan a aparecer los buitres al
olor de la carroña: empiezan a llevarse todos los ordenadores que estaban
sin pagar, el mobiliario, ... y hasta el papel de la impresora.
Para los que aparecen en la lista de "nominados" a dejar el curro,
llega el momento de empezar a buscar trabajo, ... y para los que no también,
ya que la única razón por la que no los han echado junto con sus compañeros
es porque la legislación no lo permite. En cuanto se arreglen los trámites
administrativos pertinentes, la única diferencia con sus ex-compañeros será
que los primeros tendrán más antigüedad en el paro.
... y después hay que aguantar frases como "vaya suerte tienes tío,
tú que trabajas en eso del intennés seguro que no tienes problemas de empleo"
(dedicado a todos los compis de OBM)
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